jueves, 17 de julio de 2014

Sorpresas en el pinar.

Aunque tenemos preparada la segunda parte dedicada a los pollos de la temporada, hemos visto más importante dar a conocer las sorpresas que el fin de semana pasado nos dio el pinar de Aldeamayor.

Comenzaremos por el más pintoresco y extraño: el Chotacabras.


Es el tercer año que coincidimos con este ave de nombre tan peculiar en estos pinares.

El chotacabras es un ave nocturna, que come insectos en vuelo. Se caracteriza por su plumaje de marrones oscuros que se puede confundir perfectamente con el tronco de un árbol y pasar desadvertido. 


Aunque en la foto no se puede apreciar, posee una boca muy grande para atrapar a sus presas en el aire.

El nombre de chotacabras le viene de la creencia de los ganaderos y pastores, que pensaban que estas aves se alimentaban de la leche de las ubres de su ganado, principalmente ovejas y cabras. Ya que éste frecuentaba los rebaños para comer los insectos que entorno a éstos se criaban.

También se le conoce como engañapastores, ya que por el día posa inmóvil en el suelo o en los troncos de los árboles mimetizándose con el entorno. Aunque salga volando, lo hace con vuelo corto y como si estuviera  enfermo, engañándonos y alejándonos de sus nidos.


Tras la observación del chotacabras, sobrevolando los tendidos eléctricos de la zona se escuchaba a los abejerucos que en una tierra colindante al pinar han hecho su nido.


Los pollos ya comen bien, porque tanto mamá como papá les traen auténticos manjares para desayunar.


Mientras, el pollo de alcaudón vigila con su padre.


El picapinos juvenil sube y baja por los pinos buscando algunos insectos entre la corteza de los pinos.


No nos tiene nada de miedo y nos observa curioso.


La segunda sorpresa: la ardilla. Una hembra de ardilla  recolecta piñones en la zona.



El pinar está de lo más concurrido.


Y ya en el arroyo de vuelta a casa, en la sombra y al fresquito, un bonito carricero.



Un saludito a todos.